17 junio 2005

El replume de la gallina

Hojeando un viejo libro sobre gallinas ponedoras, leo que para saber si un animal es apto para un segundo año de postura, debe considerarse cuánto dura el replume.

Parece que las gallinas, al terminar el primer ciclo de postura, acercándose el verano, repluman y en este período no ponen huevos. Pero el granjero puede saber si el ave debe ser enviada para “hacer calditos” o si, por el contrario, debe ser alimentada durante el período en que no pone, confiando en un buen segundo ciclo de postura.

El asunto es así: si la gallina comienza a replumar temprano, va a hacer un replume largo y su segundo año de postura será malo. En cambio si repluma tarde –o sea, ya entrado el verano- su replume será corto y el siguiente ciclo será bueno.

Entonces se me ocurrió hacer un paralelismo entre la adolescencia y la gallina (por favor, no se les ocurra pensar que es por desprecio a esa tierna y vital edad humana (ni por desprecio a la gallina)). Es un paralelismo nomás.

Veo que los niños entran -o se les hace entrar- muy temprano en la adolescencia. Esto gracias a la TV y otros medios, que nos muestran niños agrandados, vistiendo ropa de adolescentes, oliendo perfumes de adolescentes y canchereando con niñas –los niños-, o con niños –las niñas- o...

También gracias a los padres piolas que se emboban por que sus hijos tengan la precocidad que ellos no tuvieron.

Pregunto yo: ¿no será que quien entra temprano en la adolescencia, sale de ella más bien tarde que temprano (o más bien nunca que tarde)?


Digo ¿no?. Porque estoy viendo desde hace muchos años, chicos que empiezan temprano y grandes que terminan tarde y se pasan la vida haciendo papelones con ropa, palabras y actitudes fuera de lugar.

Y en el medio tenemos “la eterna juventud” endiosada por todos.

Antes no existía la adolescencia o no duraba tanto. Las niñas y los niños pasaban a mujeres y hombres en un corto período. Y no estoy hablando de hace dos mil años, sino de hace cien.

Ahora, en el cenit de la civilización, descartamos embriones y viejos. Y apuramos a los niños para que entren al espacioso –y resbaladizo- corredor de la adolescencia. Para que traten de permanecer en él, lo más que puedan. ¿Antes de ser descartados?

Algún aficionado a la sociología quizá pueda explicar si esto tiene sentido.

3 Comments:

Blogger Lilian dice:

Excelente post. Aparte de que es muy ameno.
Tienes toda la razón, incluso a inventado una palabra para denominar a este grupo de agrandaditos: los teener.

me encantó tu blog, felicitaciones.

23 junio, 2005 00:27  
Blogger Carlos Bartolomé Santos dice:

Es la tendencia, la busqueda por la eterna Juventud embobada en sí misma.

Excelente Reflexión...

08 septiembre, 2005 18:02  
Anonymous Anónimo dice:

cuanto vive una gellina???????

13 junio, 2007 22:14  

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