25 mayo 2005

Qué es la Patria

La Patria somos tu y yo
y el hogar que nos ampara.
La tumba de nuestros padres
y el jardín de nuestra casa.
La patria es el cielo azul
que amanece en tu ventana
y las montañas agrestes
que te velan y te guardan.
La patria es el limpio orgullo
de la historia que nos pasa,
es el incierto futuro
donde pones tu esperanza
y tu voluntad de ser
argentino cada mañana.
La patria son tus costumbres
y el idioma en el hablas.
El pan de trigo que comes
también es pedazo de Patria.
La Patria es el Padre Nuestro
que rezas por la mañana
y el azul y blanco que pone
ese nudo en tu garganta.
La patria es el pulso alegre
de tu sangre alborotada,
porque el futuro que es tuyo
también será de la Patria.
La patria es la fe que tienes
en tus padres y en tu casa
y cuando todos te falten
contigo estará la Patria.

Autor: José Luis Santiago
Adaptación: Pedro Giunta


Se la escuché al Dr. Pedro Giunta en una reciente conferencia sobre "Cultura" y se la pedí para postearla.
Habitualmente no me sucede, pero esta vez lloré durante los aplausos que siguieron a su charla. Lo curioso es que, luego, cuando me compuse, me acerqué a agradecer y... vi que él también estaba llorando.

17 mayo 2005

Recuerdos de un catequista

Hace algunos años, en tiempos de Adoración nocturna en el Santísimo, cerca de Retiro, sostenía largas conversaciones con un gran amigo, Carlos.

En el lugar había un locutorio donde uno podía conversar distendidamente antes o después de su turno de Adoración.

Allí, una noche Carlos me contó que en la puerta del Templo alguien lo paró para preguntarle algo. Carlos respondió a su pregunta y luego le dijo:

- ¿Señor, me acompañaría a entrar al Templo?
- ¿Yo? No. Hace mucho que no entro a una Iglesia.
- Es para entrar conmigo nomás.

Después de una corta conversación en la cual Carlos le insistió en que sólo quería que entrara con él, el tipo accedió.

Habiendo terminado su relato, Carlos pretendió cambiar de tema.

- Pará, pará. ¿Y que pasó? -le pregunté yo-.
- Nada, -contestó Carlos- una vez que estuvimos adentro le dije: “Gracias” y me fui.
- Y... ¿No lo esperaste afuera?
- No.
- Y... ¿No quisiste saber cuanto tiempo se quedaba dentro?
- No.
- No entiendo. ¿Cuál es el punto? –insistí desorientado-.
- El punto es que yo hice lo que tenía que hacer, lo demás lo hace Dios.

¿Qué tal? ¡Catequesis pura!

Ahí vi claramente el primer defecto en el que puede caer un catequista: No hacer lo que le corresponde y ponerse a hacer lo que es trabajo de Dios.

Dice Dios por boca de Isaías:

«no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni mis caminos son vuestros caminos» (55,8)

Porque no se trata acá del ejercicio de la Prudencia humana, aunque la Prudencia juegue su papel. Se trata de la presencia de los Dones del Espíritu Santo, al menos de los cuatro intelectuales –Sabiduría, Ciencia, Entendimiento y Consejo-.

Y en realidad, lo que hizo Carlos, no sé si fue, humanamente hablando, prudente o imprudente. Por ejemplo, ¿Quién, podría estimar la Cruz como un medio prudente para causar la total redención del hombre?

No sé si en Carlos estaba el ejercicio de la Prudencia, pero los Dones... si estaban.

Allí decidí que quería ser como Carlos.

Todavía quiero ser como él.

12 mayo 2005

GMail

¿Alguien quiere GMeil? Me dieron 50 más para repartir.
A quien lo solicite, le mando la invitación.

11 mayo 2005

El amor imposible

Me asombra pensar cuan pocas son las cosas que me han acompañado en la vida. Acompañado en el sentido de “motivado”, “motorizado”.

Si las enumerara seguramente me olvidaría de alguna. Por eso solo digo que esta Glosa fue una de ellas.

Su autora, a quien le decían que escribía poco menos que a cañonazos, gustaba de firmar sus escritos con el pseudónimo: “Bernardo del Carpio”, haciendo honor al legendario Caballero español. Por esta razón reservaré su nombre.

Glosa del amor imposible

Idea, verso, imagen, forma, rosa inasible.
Es su belleza desnuda, vestido de desnudez.
Me dehoja la congoja de saberla inalcanzable y ella intacta.
Desvelada, soñando amores que otros vivieron, el alba me halla despierta ¿qué sueño duerme la rosa que me roba el sueño?
Cuando escalé la montaña siempre estaba en una cumbre más alta.
Me hice a la mar, Las olas se me burlaban. Rema, galeoto, está en la isla sin puertos, no la hallarás.
Anduve jornadas largas ¿a la vera de qué camino estará la rosa esquiva que siempre se me esquivaba?
Por este amor imposible me aparté de otros amores.
Se me ofrecían las aguas, he preferido mi sed.
Tal vez un día la rosa va a darse como se da, si la dejo de buscar.
¿Será en la muerte, alba, cumbre, isla y “nuestro fin, sin fin” del camino?
Intacta en su ser de rosa, en la muerte la hallarás
.


Bernardo del Carpio

09 mayo 2005

El sol del 25

Cada año, cuando nos aproximamos al 25 de mayo, siento esta contradicción interior. ¿Debemos festejar? ¿Debemos conmemorar? ¿Debemos rezar? ¿Debemos ... llorar?.

Se me ocurre que esto es como tener un familiar en terapia intensiva. El día de su cumpleaños, algunos familiares entran con bonetes y matracas deseando feliz cumpleaños, otros parientes pasan por la vereda del sanatorio como si no supieran nada del cumpleaños ni del enfermo. Otros, en la vereda de enfrente, vociferan contra el enfermo mientras desean su muerte –o al menos, quieren que no se restablezca-.

Yo no pertenezco a ninguno de estos grupos.

Ya he leído suficiente sobre el 25 de mayo de 1810. Creo saber quienes son sus héroes. Quiénes han parido mi patria. Creo también que, si despertaran, tampoco se identificarían con los familiares descriptos.

¿Qué debemos hacer? No sé tú, pero yo festejaré mínimamente, conmemoraré espartanamente, rezaré exagerada y esperanzadamente y lloraré virilmente.

Cuando asome el sol del 25, iré a la terapia intensiva, entraré sin pitos ni globos, me sentaré y tomaré a la patria de la mano. Le diré: ¡feliz cumpleaños! Con una leve sonrisa y trataré de escuchar su voz, y si me responde, le peguntaré: ¿qué puede hacer tu hijo?

03 mayo 2005

Alfarero del hombre

De todos los Himnos de la Liturgia de las Horas, el que más me gusta es éste. Dado que se hubiera leído ayer (Lunes de la II Semana del Salterio) en Laudes, si no fuera que estamos en tiempo de Pascua; se me ocurrió ponerlo para compartirlo.
Alfarero del hombre, mano trabajadora
que, de los hondos limos iniciales,
convocas a los pájaros a la primera aurora,
al pasto, los primeros animales.

De mañana te busco, hecho de luz concreta,
de espacio puro y tierra amanecida.
De mañana te encuentro, Vigor, Origen, Meta
de los sonoros ríos de la vida.

El árbol toma cuerpo, y el agua melodía;
tus manos son recientes en la rosa;
se espesa la abundancia del mundo a mediodía,
y estás de corazón en cada cosa.

No hay brisa, si no alientas, monte, si no estás dentro,
ni soledad en que no te hagas fuerte.
Todo es presencia y gracia. Vivir es este encuentro:
tú, por la luz, el hombre, por la muerte.

¡Que se acabe el pecado! ¡Mira, que es desdecirte
dejar tanta hermosura en tanta guerra.
Que el hombre no te obligue, Señor, a arrepentirte
de haberle dado un día las llaves de la tierra.
Amén.





02 mayo 2005

Congreso de la Familia

Después de dos meses de preparación, hicimos finalmente el Congreso en el Colegio de los chicos.

Se trabajó sobre los ataques contra la familia desde cuatro puntos de vista. Desde los medios de comunicación social, desde la ciencia, desde lo jurídico y desde la cultura. Hubo cuatro expositores que vinieron de fuera de la localidad. Los cuatro de excelente nivel.

La cosa arrancó el viernes con la Misa de apertura. Para después teníamos armada la exposición “El rostro humano del embrión” en un salón de exposiciones del Pueblo. Es una Muestra de la UCA que nos pasaron para exponer durante los días del Congreso.

Durante el Sábado asistimos a las cuatro conferencias y después nos separamos en cuatro comisiones para sacar conclusiones de cada tema.

Ayer, el Plenario, la Misa de clausura y después nos comimos un pernil que estaba buenísimo.

Fueron casi doscientas personas –poco menos del 2% de la población- y quedamos en continuar juntándonos para profundizar los temas.

Creo que hay que seguir haciendo estas cosas. Porque el que no conoce no ama y el que no ama no se compromete.