03 abril 2006

Confesión

Se va otra Cuaresma.
Y se va como otras Cuaresmas.
No termino de purificar mi corazón.
Y si no puedo purificar el corazón, no puedo perdonar.
Y si no perdono, no me salvo.
A esta distancia recorrida de mi vida espiritual, el pecado debería aparecer (siempre aparece) como algo que, una vez producido, me lleve rápidamente a buscar el perdón.
¿Acaso no conozco la Gracia de Dios?
¿Cómo? ¿Qué si hablo de los deberes para con Dios, para con el prójimo y para conmigo? Sí. ¿De la falta de Oración? Sí. ¿De la frialdad en el trato con Dios y no dejarlo entrar a mi alma? Sí. ¿De falta de Esperanza y de no transmitir a los demás la seguridad de la Victoria de Nuestro Señor? Sí. ¿De falta de actos de amor concretos con los que me acompañan, los que me quieren, los que me necesitan y los que no me acompañan y no me quieren? Sí. ¿De faltas contra la pureza y debilidad en librar las ataduras materiales? Sí.
¿Qué si hablo de la Pereza y la Soberbia? También.
¿De haber dicho: “...me propongo firmemente no pecar más...” sin poner la debida confianza en la Gracia de Dios? Sí.
¿De no haber sido diligente en el cumplimiento de la Santa Penitencia? Sí.
¿Agravantes? Hay personas que dependen de mí. Hay almas que esperan mi testimonio.
¿Atenuantes? Ninguno.

Se va otra Cuaresma y quiero purificar mi corazón.

3 Comments:

Blogger m dice:

Gracias.

03 abril, 2006 16:07  
Blogger hna. josefina dice:

Me parece que es la primera vez que vengo.
¡Volveré! Gracias.

03 abril, 2006 21:06  
Blogger carlitosel dice:

La Misericordia Divina supera toda consideración del perdón. No lo podemos imaginar y es humano, demasiado humano querer comprender

26 abril, 2006 10:48  

Publicar un comentario

<< Home