10 marzo 2005

Iglesia Inmaculada

A raíz de conversaciones que tuve con un compañero de trabajo sobre este Blog, me dijo que ya que escribo sobre la Iglesia, por qué no posteaba sobre cómo debe mostrarse a los ojos de todos, con la dignidad de su Misión y de Aquél a quien representa.
El comentario se debió a distintas actitudes de miembros de la Iglesia que no la dejaban “bien parada”.
Creo que fue un reclamo sin malicia, más bien parecido al dolor de alguien que es defraudado por un amigo, o por un hermano o una madre.
Bueno, creo que corresponde darle una respuesta.
Nuestro Señor fundó la Iglesia para reunir en ella a todos los hombres, a todas las ovejas. No fundó un club de santos. La Iglesia se fundó, no para juntar santos sino para formarlos.
Ahora, si la Iglesia recibe a todos, como puede evitar que se den caídas y abusos.
El argumento se completaría (no por parte de mi amigo sino de alguna mente maliciosa) con: ...si el pecado sobreabunda en la Iglesia, la gracia de Cristo es ineficaz.
Es verdad que la Iglesia, sobre todo por los Sacramentos, distribuye la Gracia suficiente para que todos se salven, pero Dios ha querido no avasallar la libertad del hombre. De modo que si uno no es permeable a esa Gracia, queda sin efecto. Sino observemos a Judas. Tuvo el mejor maestro (el Maestro de los maestros en persona). Aprendió el amor del Amor, la dulzura de la Dulzura, fue enseñado y corregido como ningún hombre. Fue un privilegiado, y sin embargo lo traicionó.
¿Será que la medida del pecado se mide por la medida de la Gracia que se rechaza? Si es así, en mi juicio sólo apelo a la Misericordia Divina.
Y después de Judas, la Iglesia primitiva. Por las Epístolas vemos como se reprendía a las distintas comunidades.
Y la historia de la Iglesia está plagada de escándalos, herejías y pecados. Jesucristo profetizó la mezcla entre buenos y malos y hasta el último día no será separado el trigo de la cizaña.
Es que la Iglesia Inmaculada es esta misma pero cuando cumpla sus pruebas, cuando esté purificada y pueda entrar a la Gloria.
Cristo ama a la Iglesia, no por ser inmaculada sino para hacerla inmaculada.
Y ahí entramos todos, creo yo, a esta Comunidad donde se distribuye Gracia sobre gracia, tratando de no resistirla para que ella opere en nosotros.
Bajo el brazo llevamos, no nuestro currículum sino nuestro prontuario.

1 Comments:

Blogger m dice:

Gracias por este post. Qué misterio tan grande es este de la Iglesia. Esposa de Cristo. Esposa que lo engaña, le falla, le miente! Cuando alguien conocido está atravesando una crisis de fe en la Iglesia, por haberse encontrado con algún cura complicado hace bien meditar sobre todo esto.

14 marzo, 2005 13:31  

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