27 junio 2005

El sentido Divino del dolor Humano

Pasa que frecuentemente olvidamos el sentido del dolor. No porque no esté claro en la Escritura, o en los santos o en tantas realidades con las que nos encontramos. Esto pasa porque el dolor se ve y las razones del dolor no se ven.

No se ven con los ojos de la cara, pero sí se ven con los ojos de la Fe.

¿Claro, y el que no tiene Fe? Bueno, el que no tiene Fe, tiene tres posibilidades. Primero, conservar la sensibilidad hacia el dolor y deprimirse o entristecerse hasta la muerte. Segundo, anestesiar su sensibilidad y vivir alienado -al menos respecto del dolor ajeno- aunque tendrá que vérselas con su propio dolor de todos modos, con lo cual, probablemente termine como el primero. O tercero, pedir la Fe.

Ahí va un soneto de Francisco Luis Bernárdez que arrima el bochín al tema:

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido
Si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado

Si para ahora estar enamorado
fue menester haber estado herido
Tengo por bien sufrido lo sufrido
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado

Y aquí va un Sermón de San Juan Crisóstomo que da en el blanco:

"Únicamente los cristianos saben estimar las cosas en su justo valor. No tienen los mismos criterios para alegrarse ni para entristecerse que los demás hombres. A la vista de un atleta herido, llevando en la cabeza la corona de vencedor, aquel que nunca ha practicado ningún deporte considera sólo la herida que hace sufrir al hombre. No se imagina la felicidad que le procura su recompensa. Así sucede con la gente de la que hablamos. Saben que padecemos pruebas, pero ignoran por qué las soportamos. Sólo ven nuestros sufrimientos. Ven las luchas en las que estamos metidos y los peligros que nos acechan. Pero las recompensas y las coronas les quedan ocultas, al igual que la razón de nuestros combates. Lo afirma San Pablo: “Piensan que no tenemos nada, pero poseemos todo.” (2Cor 6,10)

En cuanto a nosotros, cuando padecemos a causa de Cristo, soportémoslo con valentía, más aún, con gozo. Si ayunamos, saltemos de gozo como si estuviéramos nadando en delicias. Si somos ultrajados, dancemos alegres como si nos colmaran de elogios. Si sufrimos daño, considerémoslo como una ganancia. Si damos limosna a los pobres, démonos cuenta de que somos nosotros los que recibimos... Sobre todo, acuérdate que combates por el Señor Jesucristo. Entonces entrarás de buen grado en la lucha y vivirás siempre lleno de alegría porque nada nos hace tan felices como tener una buena conciencia."

17 junio 2005

El replume de la gallina

Hojeando un viejo libro sobre gallinas ponedoras, leo que para saber si un animal es apto para un segundo año de postura, debe considerarse cuánto dura el replume.

Parece que las gallinas, al terminar el primer ciclo de postura, acercándose el verano, repluman y en este período no ponen huevos. Pero el granjero puede saber si el ave debe ser enviada para “hacer calditos” o si, por el contrario, debe ser alimentada durante el período en que no pone, confiando en un buen segundo ciclo de postura.

El asunto es así: si la gallina comienza a replumar temprano, va a hacer un replume largo y su segundo año de postura será malo. En cambio si repluma tarde –o sea, ya entrado el verano- su replume será corto y el siguiente ciclo será bueno.

Entonces se me ocurrió hacer un paralelismo entre la adolescencia y la gallina (por favor, no se les ocurra pensar que es por desprecio a esa tierna y vital edad humana (ni por desprecio a la gallina)). Es un paralelismo nomás.

Veo que los niños entran -o se les hace entrar- muy temprano en la adolescencia. Esto gracias a la TV y otros medios, que nos muestran niños agrandados, vistiendo ropa de adolescentes, oliendo perfumes de adolescentes y canchereando con niñas –los niños-, o con niños –las niñas- o...

También gracias a los padres piolas que se emboban por que sus hijos tengan la precocidad que ellos no tuvieron.

Pregunto yo: ¿no será que quien entra temprano en la adolescencia, sale de ella más bien tarde que temprano (o más bien nunca que tarde)?


Digo ¿no?. Porque estoy viendo desde hace muchos años, chicos que empiezan temprano y grandes que terminan tarde y se pasan la vida haciendo papelones con ropa, palabras y actitudes fuera de lugar.

Y en el medio tenemos “la eterna juventud” endiosada por todos.

Antes no existía la adolescencia o no duraba tanto. Las niñas y los niños pasaban a mujeres y hombres en un corto período. Y no estoy hablando de hace dos mil años, sino de hace cien.

Ahora, en el cenit de la civilización, descartamos embriones y viejos. Y apuramos a los niños para que entren al espacioso –y resbaladizo- corredor de la adolescencia. Para que traten de permanecer en él, lo más que puedan. ¿Antes de ser descartados?

Algún aficionado a la sociología quizá pueda explicar si esto tiene sentido.

10 junio 2005

Gracia y Libertad (ahora sí)

Tema central para mí. Siempre que puedo lo traigo a la memoria y puedo estar largos momentos considerándolo. Me resulta inagotable, porque lo es en sí mismo y por mis propias limitaciones.

Antes aclaro que no voy a transcribir definiciones. Con sólo leer las del Catecismo, ya se está en condiciones de pensarlo y repensarlo. Baste saber que, para este caso, por Gracia entiendo toda Gracia creada y por Libertad, la capacidad interior que uno tiene, de determinarse a sí mismo para hacer esto o lo otro, ya sea bueno o malo.

La vida espiritual del cristiano depende, en gran medida (sino totalmente), de la forma en que considere cómo actúan e influyen en él, ambos elementos.

Dice San Agustín:

“hay algunos que tanto ponderan y defienden la libertad que osan negar y hacer caso omiso de la Gracia de Dios, mientras otros hay que cuando defienden la Gracia de Dios, niegan la libertad”

La primera crítica de San Agustín va dirigida a Pelagio –cuyas ideas conoció, pues fueron contemporáneos-, en cambio la segunda tuvo su más claro exponente mil años después, en Lutero.

Lo primero para destacar es lo “clásico” del tema. Está vigente en el 500, en el 1500 y en el 2000 también. El mundo de hoy está lleno de pelagianos (sobre todo) y luteranos (no tanto), y he visto ambas formas de pensar en la misma persona. Pareciera que lo habitual es el desequilibrio, ya sea en pretender que la libertad ocupa un lugar tan importante en la vida que la gracia es nada más que una ayudita de Dios (lo que hace que uno se aleje de la Oración, de la Reconciliación y de la Eucaristía); ya sea en esperar todo de Dios ignorando la libertad como elemento imprescindible para aceptar la gracia.

Lo segundo es que creo que hay una forma de explicar la existencia de una por la otra en forma recíproca. O sea que la existencia de la Gracia se explica por la existencia de la Libertad y viceversa.

Para afirmar la existencia de la Libertad sin la de la Gracia –solicitación divina a la voluntad humana- se requiere, o bien afirmar que la voluntad recibe otra solicitación que no sea la de Dios, o bien que se mueve sin necesidad de solicitación alguna.

Siendo Dios el autor de todo bien, si la voluntad recibe sólo solicitaciones que no vengan de Dios, se suprime totalmente lo que nos invita a lo bueno y no se suprime sino lo que nos inclina a lo malo. De esto se sigue que la Libertad, como facultad de escoger entre el bien y el mal, no existe. Si sólo existe el mundo, el Demonio y la carne, para qué necesitamos la Libertad.

Para el caso de que la voluntad se mueve sin solicitación alguna, la Libertad es más imposible todavía. Habría que eliminar todo lo que nos rodea, o en todo caso, eliminar los sentidos y la inteligencia, que son los medios para que la voluntad tenga alguna inclinación.
Ahora, díganme ustedes como puedo ser libre si no puedo ver o tocar la realidad, sin percibirla de algún modo y sin poderla pensar.

Por donde vayamos a negar la Gracia ensanchando la Libertad, terminamos quedándonos sin Libertad. Y con esto: chau Pelagio (al menos para mí)

Para afirmar, en cambio, la existencia de la Gracia sin la de la Libertad se requiere un error más grosero –pero no por eso, menos contagioso- ya que si el hombre no es responsable ni libre, cae exclusivamente bajo las leyes Divinas que gobiernan inflexiblemente la creación. Entonces ¿para qué la Gracia?

Una piedra, un cuchillo, una planta, no necesitan de la Gracia. Un hombre sin libertad, tampoco. Lutero: ¡fuiste! (otra vez, al menos para mí)

Pregunta San Pablo recién convertido: “¿Qué he de hacer, Señor?" La Iglesia responde: Cooperar con la Gracia Divina, de modo que nuestra Libertad consienta siempre su impulso íntimo.

02 junio 2005

Gracia y Libertad

Dice Hernán que en toda conversión hay una primera etapa de racionalidad. Él la llama "temprana" o "preconversión".

Como catequista de adultos he podido comprobarlo. No se puede avanzar en el proceso de conversión si la persona no tiene “la cabeza sobre los hombros” como quien dice. ¿Esto significa que la Fe entra por la razón? No.
¿Entonces reside en la voluntad? Tampoco.

El catequista se acomoda en la silla y trata de explicar: ¿Vieron que todo lo que conocemos, va primero a la inteligencia y después, una vez “inteligido”, en el orden del obrar, va a la voluntad? Bueno, esto es válido para todo excepto para las Verdades de la Fe.

En el caso de la Fe, Dios opera, primero, en la voluntad del hombre para motivar a la razón para que se abra a las Verdades de la Fe.

¿Es en el único caso? Único caso.

Ah, catequista caprichoso, así cualquiera.

No, no, no es capricho, hay una explicación. Esto es así porque la razón humana, así como fue creada, no es una potencia adecuada para aceptar las Verdades de la Fe como “verdaderas”. Para eso necesita la Gracia.

Bueno, de eso ibas a hablar.

Si... pero ahora no. Me fui por las ramas pero esto era primero. Esta entrada ya tiene –como decía la profesora de Castellano- “sentido completo y autonomía sintáctica”. El tema de la Gracia –que lo quiero hablar con el de la Libertad- queda para la próxima. Si quieren cámbienle el nombre al post.